Anacardos de Comercio Justo : Nuestra Elección Ética
Entre Asia, África y Europa, te decimos todo sobre los anacardos
En Veggie Karma usamos solo anacardos de comercio justo para crear nuestros productos. Si quieres saber la razón, entra aquí y descubre el lado más oscuro de la industria del anacardo.
¿Por qué solo deberías consumir anacardos de comercio justo? El lado oscuro del popular frutos seco
Asha es una mujer india de 27 años que lleva desde los 20 trabajando en la industria del anacardo. La mayoría de los días, sus manos entran en contacto directo con el aceite el urushiol, que le producen sarpullidos, ampollas y quemaduras. (puedes mirarlo en wikipedia)
Esta resina oleosa está presente en la cáscara de los anacardos crudos y daña la piel de aquellos que, como Asha, osan robar el valioso tesoro que encierran en sus conchas. De hecho, se trata de la misma sustancia que convierte a la hiedra venenosa en una planta temida hasta por los más amantes de la naturaleza.
La joven india se expone diariamente a esta tortura, a sabiendas de que solo añadirá más dolor a unas manos que nunca llegan a curarse, a cambio de un sueldo de miseria. Pero, con 3 hijos y un marido con un trabajo precario, no queda otra salida. Y eso que los 2-3€ que gana de media al día, quedan muy lejos de cubrir las necesidades más básicas de su familia
Mujeres como Asha no se pueden permitir pagar el precio de unos guantes que protejan sus manos del veneno que las está comiendo día tras día. Y si pudieran, probablemente tampoco lo harían. Su sueldo depende de la rapidez con la que son capaces de pelar los anacardos y los guantes solo ralentizarían su trabajo.
“La joven india se expone diariamente a esta tortura, a sabiendas de que solo añadirá más dolor a unas manos que nunca llegan a curarse, a cambio de un sueldo de miseria.”
‘Anacardos: las dolorosas condiciones de trabajo detrás del famoso snack.’ Reportaje de la cadena de televisión France24. Está en inglés.
La transformación del anacardo crudo de un fruto incomestible a un delicioso snack es un proceso largo y peligroso.
El primer paso consiste en tostar los anacardos crudos para facilitar su extracción de la cáscara. Y la resina que contiene este fruto seco no solo daña las manos. Al quemarse, desprende un humo tóxico que provoca escozor de ojos, tos y problemas respiratorios. Un problema grave, aunque poco documentado, ya que la mayoría de las mujeres que trabajan en la transformación de estas nueces no tienen recursos para acudir al médico. A continuación, el fruto se saca de la cáscara y se vuelve a tostar para facilitar la eliminación de la piel, también conocido con el nombre de testa.
Por último, pasa por un proceso de calibrado, durante el cual los anacardos pelados se clasifican según su tamaño y calidad y se envasa para ser transportado a su lugar de destino.
“La explotación de la mano de obra por parte de la industria del anacardo no es un tema nuevo.”
La explotación de la mano de obra por parte de la industria del anacardo no es un tema nuevo. En la última década, algunas ONGs en colaboración con diferentes medios de comunicación han denunciado la situación que sufren muchas mujeres en países como India y Vietnam, pero a pesar de ello sigue siendo un problema bastante desconocido entre los entusiastas de este fruto seco.
En este artículo de Daily Mail podrás ver un amplio reportaje gráfico sobre las duras condiciones que sufren alrededor de 500.000 mujeres indias que, como Asha, trabajan en la transformación del merey (otro de los nombres con los que se conocen al anacardo). Sin contrato, sin garantías de cobro, con sueldos de miseria y con graves consecuencias para su salud.
La demanda de anacardos en constante auge
En las últimas décadas, la demanda de anacardos no ha dejado de crecer y la tendencia sigue al alza. Según las previsiones del sector, en los próximos años, su consumo en Europa irá aumentando a razón de 3-5% por año.
Los anacardos crudos o tostados, como aperitivo o como ingrediente de productos como barritas energéticas, salsas o quesos veganos, se han ganado un lugar en la gastronomía europea y norteamericana. Sus propiedades nutricionales, su sabor y su popularidad en redes sociales lo han convertido en el fruto seco de moda en los países del primer mundo que, en su gran mayoría, ignoran el drama que esconde detrás.
Infografía sobre el proceso del anacardo © Veggie Karma.
Sin embargo, el aumento de la demanda, lejos de suponer una mejora en las condiciones de vida de los que trabajan en el procesamiento del anacardo, tan solo ha añadido más presión y una lucha de precios que, como siempre, perjudica al eslabón más débil.
La visión de Ranjit, un productor de anacardos de la India, deja clara la situación: ‘Hace veinte años, Europa era un mercado en auge, en el que la calidad era la principal preocupación. A día de hoy, solo importa el precio. Ya nadie aprecia el valor del trabajo’. Por suerte, hay otra cara de la moneda.
Anacardos de comercio justo, una alternativa sostenible y ética
A unos 10.000 km de la India, en la región de Ziguinchor (Senegal), UAB Casamance está empeñada en demostrar que las cosas se pueden hacer de forma diferente, garantizando la seguridad de los pequeños productores que forman esta cooperativa. Su colaboración con la empresa francesa Ethik Essence, a través de la que comercializa sus anacardos de comercio justo a Europa, ha traído cambios que hace unos años eran inimaginables.
En esta asociación se procesan anacardos cultivados en el propio país, reduciendo de manera drástica el impacto ambiental que tiene el transporte. Algo que, aunque parezca lógico, no es lo habitual. A pesar de que gran parte del cultivo mundial de anacardos se encuentra en África (59%), la transformación de los mismos en un fruto seco listo para el consumo se realiza principalmente en India y Vietnam.
De hecho, según un estudio realizado por la ONG Nitidæ, de las 3.512.750 toneladas de anacardos que se produjeron en 2018 en todo el mundo, 3.175.000 toneladas se procesaron en los citados países asiáticos. Es decir, más del 90%.
Casi 1.900.000 toneladas de anacardos viajaron los alrededor de 10.000 km que separan África de Asia para ser procesados, transformados y, a continuación, distribuidos a Europa y Estados Unidos.
“de las 3.512.750 toneladas de anacardos que se produjeron en 2018 en todo el mundo, 3.175.000 toneladas se procesaron en los citados países asiáticos”
Un largo camino que contribuye a incrementar la contaminación medioambiental, añade intermediarios que encarecen el precio final del producto y aumenta la inseguridad laboral.
Con el fin de evitar que las fluctuaciones y la escandalosa especulación del mercado afecte a los pequeños productores locales, Ethik Essence ha establecido un precio mínimo para la compra de anacardos crudos. De esta manera, garantizan un sueldo que permite vivir de forma digna y promueven el desarrollo de la economía en la región.
Nicolas en la cooperativa UAB en Senegal. Se producen anacardos y mangos secos.
Eso, sin contar que la cooperativa ha incorporado máquinas en el proceso de transformación de la nuez de cajú (más conocida como anacardo) que ha conseguido mejorar las condiciones de trabajo de muchas personas. La mecanización del proceso incrementa la producción y protege las manos de las quemaduras del temido ácido anacárdico.
Para aportar valor a su producto final, la cooperativa UAB Casamance ha trabajado duro con el fin de que sus frutos secos sean reconocidos en Francia con la certificación AB (Agricultura Biológica), cuyo equivalente a nivel UE es la etiqueta ecológica europea. Un sello que garantiza: el no uso de transgénicos / OGM (Organismos Genéticamente Modificados), la limitación en el empleo de productos químicos sintéticos y una contribución a la protección del medio ambiente y la biodiversidad.
Los anacardos cultivados y procesados por esta pequeña cooperativa senegalesa son anacardos ecológicos y de comercio justo. Un hecho que demuestra que, habiendo voluntad, las cosas pueden cambiar para bien.
A diferencia de la opinión pesimista de Ranjit, Nicolas, el gerente de Ethik Essence aporta un rayo de esperanza. Este francés, licenciado en ciencias políticas y especializado en desarrollo internacional está convencido que hay hueco en el mercado para un ‘comercio justo orgánico genuino’. Su estrategia para conseguirlo es apostar por ‘la transformación de la materia prima en la propia cuenca de producción’, con el objetivo de ‘crear un máximo de valor añadido en el territorio, con fuertes repercusiones en términos de empleo’.
Veggie Karma y los anacardos ecológicos de comercio justo
El queso vegano es una alternativa cada vez más demandada y los anacardos son uno de los frutos secos más utilizados en su elaboración. Consiguen aportar un toque dulce y una textura cremosa que es muy difícil de replicar con otros ingredientes.
De hecho, el segundo ingrediente que más usamos en Veggie Karma para crear nuestras alternativas veganas al queso (después de nuestros adorados altramuces) son los anacardos. Esta combinación confiere a nuestros quesos vegetales un abanico de grasas, aminoácidos, vitaminas y micronutrientes que lo convierten en una opción perfecta para cuidar la salud. (Si quieres saber más sobre sus propiedades y beneficios nutricionales, echa un ojo a nuestro apartado de Nutrición).
Como no podía ser de otra manera, el 100% de ingredientes importados que utilizamos en Veggie Karma son de comercio justo. Tal y como afirma Julien Malmont (uno de los dos socios que conforman nuestra empresa familiar): ‘Yo no me imagino ir tan a fondo en cada detalle de nuestro proyecto para acabar comprando productos de importación a la mitad del precio que realmente valen. Sería una incongruencia e iría en contra de nuestros valores y principios.’
Sin embargo, debido a la escasa información disponible y la complejidad de este sector, dar con Nicolas y con los anacardos ecológicos de Ethik Essence ha sido un proceso que ha llevado más de un año. Y eso que sus almacenes de distribución están a apenas 250km de distancia de nuestro obrador, algo que también nos ayuda a reducir nuestro impacto ambiental en transporte.
‘La diferencia entre anacardos convencionales (no ecológicos) y anacardos ecológicos de comercio justo es del 100%, es decir que el precio acaba siendo el doble’- nos explica Julien. ‘Pero, aparte de una calidad y un sabor mejores, lo que no tiene precio es la convicción de no contribuir a la explotación laboral de ningún ser humano’.
Con nuestra colaboración (y la tuya) ayudamos que las mujeres y hombres que trabajan en la industria del anacardo ganen un sueldo justo y participen en un proyecto sostenible para el planeta.
Comprando alguno de estos deliciosos manjares, no solo deleitarás tu paladar, sino que nos ayudarás a ayudar. Juntos podemos cambiar el mundo.
Si quieres probar nuestro Karmesano o nuestro Sant Andreu - semicurado con chorizo vegetal, ambos elaborados con anacardos de comercio justo, visita a uno de nuestros puntos de venta o echa un ojo a la tienda de Veggie Karma.
Hacemos quesos veganos, ecológicos y éticos. Además son saludables y están deliciosos. ¿No te parece? Pruébalos y nos cuentas.
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